Ese momento en el que una simple pregunta, hace que te replantees la coherencia entre lo que estas pensado en estos momentos y la forma en la que estas acostumbrado a actuar.
El viernes de la semana pasada, me sentía con ganas de juntarme a comer con un amigo que me ha cruzado la vida. Tenía la intención de juntarme a comer en un ambiente distendido, compartir una copa de vino y conversar sobre la vida. Así que, luego de almorzar, tome mi celular y le envié un mensaje a ver si tenia las mismas ganas que yo. Unas horas mas tarde recibo un mensaje que estaba de acuerdo con mi idea, y me esperaba para cenar.
Llegada la hora, me dispuse a cambiarme. Al momento de colocarme mis calcetines nuevos, recordé que tenia una botella de vino guardada para esas ocasiones especiales. Situación a parte, esta situación me hizo cuestionarme porque debemos guardar cosas para disfrutar en ciertos momentos, en vez de disponer nuestra vida para disfrutar de cada momento, pero lo dejaremos para una reflexión mas adelante. Termine de cambiarme, agarre el vino y me subí al auto para salir.
En mi mente ya rondaba la duda de donde iba a estacionar, dado que es un lugar céntrico y, si te alejas un poco de la casa, es una zona un poco oscura. Cuando me encontraba a una cuadra de mi llegada, encuentro un lugar para dejar mi coche. Estacione inmediatamente, antes de que alguien ocupara ese lugar que había encontrado. Contento por el lugar tan cerca, me puse a caminar hasta mi destino. Para mi sorpresa, encuentro un amplio espacio para estacionar el coche justo en la puerta. Por unos instantes evalué mover nuevamente el coche hasta esta ahí, pero rápidamente descarte esa posibilidad y toque el timbre de la puerta.
Cuando sale mi amigo a abrirme, me mira con asombro de no ver mi auto estacionado en la puerta, y me pregunta donde lo había dejado. Cuando le cuento lo que había sucedido, él mi miro sonriendo y me dijo "Siempre que vengas a visitarme, vas a encontrar un lugar para estacionar en la puerta. Es mi intensión darle ese lugar a mis amigos que me vienen a mi hogar. Pero claro, a vos todavía la vida te sorprende". Me invito a pasar y la noche continuo normalmente.
Al pasar los días, esa frase de "la vida todavía te sorprende" me quedo dando vueltas en la cabeza. ¿Acaso esta mal dejarse sorprender por la vida? ¿No es lo que nos han dicho que debemos hacer?. Esta pregunta puso en evidencia todas mis creencias adquiridas por terceros a lo largo de mi vida, y la coloco en contraste con mis actuales creencias. Hace un tiempo vengo incorporando la creencia de que somos los creadores y directores de nuestra realidad. Cuando deseamos algo y queremos que eso se haga realidad, debemos visualizarlo. Para lograr ese trabajo que deseamos, esa relación que queremos a nuestro lado y las diferentes situaciones que nos gustaría vivir, debemos creer que ya es un hecho realizado y solo es cuestión de que el tiempo lo haga realidad. Pero a su vez, nos sigue sorprendiendo la vida, pensando que las situaciones que nos van sucediendo son gracias a la suerte. Esa noche con mi amigo, tenía tanta duda de encontrar un lugar en la puerta de su casa, que mi intensión estuvo en encontrar un estacionamiento libre unas cuadras antes para llegar tranquilo.
A vos, ¿Todavía la vida te sorprende?
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